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Dale Reki es un aventurero hábil y joven que, en una de sus misiones, descubre a una niña demonio llamada Latina, débil, sola, y con un cuerno roto, lo que la marca como perseguida en la sociedad demoníaca. Incapaz de abandonarla, Dale la lleva consigo, la cuida y acaba adoptándola para protegerla y darle un hogar — incluso cuando su vida como aventurero supone riesgos constantes.

El núcleo de la historia gira en torno a la convivencia diaria de este padre y su hija adoptiva, Latina. Él la enseña cosas cotidianas: lenguaje humano, cocina, hábitos sociales, mientras ella poco a poco se adapta al mundo humano, supera traumas del pasado y aprende no solo habilidades mágicas, sino también lo que significa pertenecer, ser querida.

Pero no todo es paz: Latina proviene de un trasfondo doloroso —rechazo, discriminación dentro del mundo demoníaco, la marca que la señaliza, la soledad— y hay conflictos externos (prejuicios, amenazas mágicas) que ponen a prueba la relación de Dale como figura parental, protector y tutor.

La narrativa mezcla fantasía suave, slice‑of‑life, momentos emotivos, ternura, con los dilemas de lo que significa cuidar a alguien vulnerable, las responsabilidades que conlleva, y cómo una relación que comienza desde la compasión puede transformarse en cariño profundo. Latina es la parte que más emociona: su inocencia, sus progresos, sus descubrimientos del mundo, y Dale tratando de ser lo mejor que puede para ella.